En los años 70 surgieron en el mundo de la F1 algunos pilotos con merecida fama de mujeriegos y fiesteros, entre los que podemos citar a el brasileño Carlos Pace, el francés, desparecido en 1973 Francois Cervet, o Niki Lauda.
Pero el número uno, al menos en las barras de bar y en las camas fue sin duda alguna James Hunt. Autentica leyenda, capaz de lo mejor y lo peor.
Su historia arranca cuando se conocen con el Lord Hesketh dueño de un humilde equipo de F2 que se fijó en James, este era conocido como Hunt,
Hesketh y James pronto conectaron, el dinero del Lord y el talento del piloto, dieron algunos frutos en la Formula Uno. Pero donde no tenían rival era fuera de ella. Según palabras de Hunt a la revista Quatroroutte: "El (Hesketh) me transportó a un mundo de fábula. Me vi como Cenicienta en el gran baile del príncipe, me encontré viviendo entre helicópteros y aviones privados, yates dispuestos a mi completa disposición, villas suntuosas, castillos y muchísimo champagne. Todos mis deseos eran satisfechos anticipadamente".
Empedernido fumador, al acabar una carrera un comentarista le pregunto sobre su triunfo y este lo primero que contesto fue: " Bien, 9 puntos, 20.000 dólares, muy contento, ....¿no tendrás por ahí un cigarrillo?". Las malas lenguas denunciaban que no siempre fumaba tabaco.
Un gran bebedor, durante una retransmisión de F1 para la tele británica llego a tomar dos botellas de vino él solito. Pero en el apartado donde más se destaco fue en el de sus conquistas amorosas. Alto, rubio y piloto de fórmula uno, era un cóctel que atraía a cualquier mujer que se le acercara. Él nunca lo ocultó. "Antes de una carrera, normalmente no suelo hacer el amor. Pero si dispongo de horas previas a la cena de la víspera no conozco método más relajante que ir a la cama con una bella señorita".
Su estilo de humor aunque bastante ácido, siempre fue otro de sus puntos fuertes. Nos legó frases célebres como la que le dijo a Niki Lauda, tras las lesiones que le desfiguraron el rostro después el accidente de Nurburgring "No deberías preocuparte por tu cara, ya era horrible antes del accidente" .
Intentó superar sus adicciones, con la ayuda de su segunda mujer Sarah, de la que terminaría divorciándose. Tuvo dos hijos y volvió a enamorarse de una joven pero por desgracia sus predicciones "no creo que vaya a morirme en una cama" se hicieron realidad. Los 40 cigarrillos que llegó a fumar al día, junto con los otros excesos antes comentados pasaron factura a su corazón. Moría joven, en 1993 a los 45 años, como una estrella del rock, tras una vida emocionante y llena de excesos. Según Lauda amigo y rival suyo " fue el piloto mas carismático de todos los tiempos".
Hunt nos legó frases sabias que los demasiado formales pilotos actuales no parecen comprender:
"El principio que rige mi vida es muy sencillo, hacer aquello que quiero cada vez que puedo. La vida es demasiado corta para complicarla con reglas, cuando estas no son estrictamente necesarias".
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